Efemérides

Esta noche estoy recordando lo que ha pasado en el último año. Concretamente lo que comenzó hace un año. Aspiro mi pipa india traída por un buen amigo en uno de sus viajes y miro al horizonte de la memoria con la luz de una lámpara de baja potencia a mi espalda y el calor que me proporciona mi batín y mis pantuflas mientras me arrellano en el sillón.

Un destello a modo de relámpago se cuela por la ventana y oigo ruidos dentro de la casa. Me extraño porque debería estar solo pero la confianza de estar en mi casa, mi guarida, me hacen preguntar “quién anda ahí” a la oscuridad del pasillo.

- No temas. Soy yo – me responde una voz rara pero familiar en el tono.

Espero tranquilo y extrañado a que aparezca por la puerta el intruso inesperado aunque conocido y trato de despejar mis dudas con su reafirmación:

- Tú eres…
- Sí. Yo soy tú pero hace un año.
- Coño. Precisamente estaba recordando las cosas que habían pasado hace un año.
- Por eso he venido. ¿Cómo te encuentras ahora?
- La verdad es que muy bien. Al menos, creo que mejor que hace un año.
- ¿Crees?
- ¡Umm! – tras unos momentos de reflexión le respondo -. No, estoy seguro.
- Bien. Me reconforta pensar que lo que estoy pasando servirá para algo en el futuro.
- ¡Uff! Pues no te queda nada. Espera al mes de marzo.
- ¿Qué es lo que pasa en marzo?
- Nada, nada. No quiero estropearte la sorpresa.
- Realmente soy un hijo de puta…
- ¡Juas! Y un cachondo, no te quepa la menor duda.
- Bueno. ¿Y qué es lo que recuerdas de hace un año?
- Pues estaba repasando las notas que escribí por aquel entonces. Comenzaba la emisión en pruebas para ver de qué podía escribir y cómo quedaba todo aquello en la página. Empecé con spam, la verdad, y sin saber a ciencia cierta si sería capaz de ser constante.
- Sí. Justo en el momento en que me comprometo a escribir las tonterías en público me empiezan a dejar de mandar esos mails chorras que luego reenviaba y que me pedían que no lo hiciese.
- Bueno. Eso me permitió escribir de más cosas y no centrarme sólo en una: ¡SEXO! – dijimos los dos a la vez -. Cómo se nota que tú y yo somos la misma persona. Pensamos igual.
- Sí. Pero en algo has cambiado, ¿no?
- Sí. El blog me ha ayudado mucho en cosas que tú aún no has sufrido y en sacar hacia fuera mis sentimientos de una forma más o menos creativa.
- Siempre me gustó escribir.
- Sí, pero me había vuelto muy vago. Me había convertido en un consumidor no en un creador. Mi mente sigue dando vueltas pero me da pereza tener que escribir esas ideas.
- Hay que aprovechar esos momentos. Me lo paso bien escribiendo pero hay tantas cosas que ver, leer y hacer.
- Sí. Sobre todo hacer. Uno es el protagonista de su propia historia.
- Pues hablando de hacer, he quedado este fin de semana con…
- No sigas por ahí, por favor – tuve que cortarle. Su recuerdo se hace insoportable por momentos.
- ¿Qué pasa? ¿Algo va mal?
- Sólo te digo que disfrutes el momento.
- Eso hago. ¡Yummy!

Tras unos instantes de silencio, comencé a sonreír al pensar en una de esas paradojas temporales:

- Es gracioso. Hablando contigo podría hacer que cambiase lo que ha ocurrido este último año.
- ¿Tan malo ha sido?
- No, es sólo que han ocurrido ciertas cosas que podrían haber acabado mejor. O mejor dicho, de distinta manera. No es que me arrepienta o quiera dar marcha atrás pero es que, al tenerte aquí delante y poderte decir lo que te va a pasar…
- No te preocupes. Nada de lo que me digas afectará a lo que ya te ha ocurrido.
- ¿Cómo estás tan seguro?
- Porque estoy aquí porque tú quieres que esté. ¿Recuerdas en qué estabas pensando?
- En mis circunstancias hace un año y heme aquí hablando con mi yo de hace un año. Pero lo del relámpago ha quedado muy bien.
- Es sólo el recuerdo de un libro que leíste hace mucho tiempo sobre los viajes en el tiempo.
- ¡Jo! Lo sabes todo.
- Pues eres tú el del futuro.
- Touché. Uno a cero. Bueno, se hace tarde y tengo que pasar esta conversación al blog. ¿Te importa que lo haga?
- En absoluto. A fin de cuentas, ¿no dices que has utilizado el blog para mostrar lo que te ocurre por dentro? Verás qué cara van a poner tus lectores cuando lean que has tenido una conversación contigo mismo.
- Cierto. ¡Jo, estás que te sales!
- Sí, lo cual hace que te replantee la primera pregunta: ¿seguro que estás mejor ahora que hace un año?
- Que sí, coño, que estoy mejor. Las experiencias de este año me han abierto la mente y me han hecho crecer vitalmente. Soy más sincero conmigo mismo y me siento mejor con los demás.
- Vale, vale. Lo que tú digas. Pero suena un poco estereotipado como si tu vida fuera un guión de una serie “pastelera”.
- Joder, sí que estás fino. Dos a cero. Te voy a tener que dejar, de verdad. Permíteme que te salude.
- No. Recuerda “Timecop”. La misma persona de distinto tiempo no puede ocupar el mismo espacio.
- Bueno, pues hasta otra. Me ha gustado hablar contigo.
- Pues yo, no sé, no sé.
- ¡Cómo puedo ser tan cabrón!
- ¡Que es broma, que es broma! Cuídate y sigue bien… Corín Tellado.

Mientras se alejaba mi yo del pasado por el pasillo podía oírle canturrear y reír hasta que un nuevo relámpago dejó la casa en silencio. Comencé a escribir este pequeño relato que espero sirva de recuerdo y resumen de lo que ha significado este año bloguero en mi vida y agradezco a los lectores su fidelidad leyendo lo que me pasaba por la cabeza y el corazón. Sois pocos y por eso os puedo querer a todos. Gracias.

Stay tuned!

F-F