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Wednesday, September 26, 2007

Exceso de confianza

El tiempo pasa y un post que hubiese sido de rabiosa actualidad ya empieza a oler a “chotuno” aunque el tema de fondo es de esos que no pasan de moda.

Tras la derrota de nuestra selección de baloncesto en el pasado Eurobasket tuve la sensación de que en ese partido, aparte de pesar la responsabilidad de no querer defraudar a toda una afición que estaba detrás apoyándoles y esperando el triunfo, existió un exceso de confianza en la posibilidad de ganar el partido frente a Rusia simplemente con salir al campo como se hizo en tiempos con el cadáver de “El Cid”. Y como realizaron los mismos jugadores una semana antes frente a los mismos adversarios al ganarles por 12 puntos de ventaja. La tarea estaba hecha. La noche olía a oro. Nada podía salir mal. Pero quién iba a pensar que con todos esos antecedentes los rusos iban a salir no sólo a poner las cosas difíciles a los españoles sino a ganar, a plantar batalla, a acrecentar las debilidades del contrario, que las tiene, y explotarlas hasta el paroxismo. ¿Cómo se puede ser campeón de nada con un 20% de acierto en los tiros de 2?

"Si lo llego a saber me rompo el tobillo ayer..."

Aun así todos decimos que somos los mejores y que una mala tarde la tiene cualquiera. Con la mala suerte de que esa mala tarde tuvo que ser el día de la final. Pero también me di cuenta de que cuando somos buenos en algo y nos sabemos superiores podemos llegar a ser igual de pesados y babosos que los franceses, los ingleses, los americanos y hasta los brasileños con el fútbol. Lo único que nos diferencia es que al estar acostumbrados a la decepción nos resignamos fácilmente y seguimos adelante con la vergüenza de mirar atrás y sólo nos volveremos a apasionar cuando se acerque una de esas citas importantes llámese, por ejemplo, Juegos Olímpicos. No, hombre, no. Entre fracaso y siguiente cita hay que ir con la cabeza alta y orgulloso de lo conseguido a pesar de haber perdido en tu casa y sabiendo que eres superior. Un ganador analiza, saca conclusiones y no repite los mismos errores en el futuro. Lo de repetir errores también es muy español y la verdad es que nos pesa demasiado la leyenda negra de “losers”porque cuando sales afuera te das cuenta de que no somos tan malos y fracasados como nos pintan o nos creemos nosotros mismos que somos. Chapuzas hay y se hacen en todos los sitios.

Pero no quiero centrarme en el deporte sino en la frase con la que definí la derrota de España y titulé este post: exceso de confianza. Y me quedé con ella porque podía significar más cosas y a mí eso del doble sentido me gusta mucho. Y paso del significado del saberse y creerse ganador, lo cual hace que no des el 100% y termines derrotado ante un rival inferior aunque motivado, al de pasarse de la raya con gente con la que no deberías aunque tú pienses de buena fe que el límite de esa confianza o bien no existe o bien está muy lejos para llegarlo a superar tan fácilmente.

Entre dos amigos, ¿existe un límite entre lo privado y lo público? Así la respuesta parece obvia. Lo expresaré de otro modo: ¿Debe haber algún tema tabú que no se deba abordar o, en caso de que se aborde, se deban usar paños calientes por si acaso sale herida? Si existe un tema o situación incómoda que haga si no peligrar sí tambalearse la amistad, ¿se debe saber desde el primer momento dejándolo claro o dado que eres mi amigo ya deberías saberlo? Puesto que la amistad es algo que se crea sin darse uno cuenta y que sigue construyéndose y creciendo día a día parece absurdo que un día te sientes a hablar con ese nuevo amigo para dejarle claros esos límites que no deben ser traspasados. A mi modo de ver la verdadera amistad se construye precisamente con los ladrillos y las piedras que están al otro lado de ese límite cuando se es capaz de enfrentarse a esos pesados lastres y sacarlos a la luz para que una voz amiga te pueda ayudar a llevar esa pesada carga, si no a hacerla desaparecer al menos a pulirla para que tenga una mejor presencia. Si no eres capaz de mostrar tus piedras a un amigo o de ayudarle a soportar las suyas deberías reconsiderar el nombre con el que defines tu relación con ese alguien.

De nuevo: entre dos amigos, ¿existe un límite entre lo privado y lo público? Hablemos de cosas más materiales. ¿Lo mío es tuyo y lo tuyo es mío? He estado en tu casa, te he visto abrir el armario cientos de veces, ¿eso me da derecho a abrirlo cuando tú no estás? Cuando te vea te diré que lo he abierto y hasta que te cogí un cd o una camisa. No obstante, ¿ser amigo tuyo me da derecho a abrirte el armario sin tu permiso explícito o, por el contrario, el hecho de ser tu amigo no me hace ser una especie de embajador plenipotenciario tuyo o un alter ego lo cual me permite abrir, buscar y coger del armario sabiendo que trataré su contenido como si realmente fuera mío? ¿Debemos guardarnos ciertas cosas para nosotros mismos o todo puede ser sujeto de ser compartido? Y aquí incluyo lo material y lo inmaterial.

El conocimiento de otra persona debe comenzar con el conocimiento de uno mismo y eso es algo realmente duro y difícil porque cuando uno se asoma bien, con la cintura en el borde del pozo del “YO”, y mira hacia abajo con los ojos bien abiertos puede no gustarle lo que ve tanto en las paredes como en el fondo. Y al fondo no se suele llegar para limpiarlo, se queda como es. Y eso es lo que hay que aceptar de uno mismo si se quiere que otros te acepten.

Este es mi pozo, bebo de él y creo que es potable. ¿Quieres TÚ probar un poco de él?

F-F

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