The Real Fifí TV

TODO EL SPAM QUE SIEMPRE HAS QUERIDO TENER AHORA REUNIDO EN UN ÚNICO LUGAR.
El siguiente BLOG contiene:
- Contenido sexual.
- Lenguaje ofensivo.
- No es apto para niños.

Tuesday, June 26, 2007

La coca nos vuelve locas

Pues eso:







TAGS: À la Ecce, Siempre a tope, Coke Moss, Si lo digo lo hago, Cosas "mu ricash", Lo traigo fino, Si no viene la Moss no hay fiesta, Pete la tiene pequeña pero qué más da mientras traiga de esto, De esto que no falte nunca, Ya lo dijo Mr. T: "Las drogas son asuntos sucios", Vicentín es diosssh, Lo bueno si breve dos veces bueno pero si dura es la hostia.

Sunday, June 24, 2007

Memory almost full

Estaba yo quí viviendo en mi burbuja sin mirar nada con mis ojos hacia fuera y me entero que el tío Paul ha vuelto a sus 65 tacos para animar mi cuerpecito serrano con rock del bueno. A ver cuántos pueden decir que siguen en forma a esos años y habiendo dado todo lo que él ha dado. No lo dijo él pero es que saca música de cualquier cosa y en cualquier momento.

Después de haber dicho hace 40 años que "Your mother should know", ahora nos confirma que "Only mama knows". Y en directo, no como las estrellonas que nos gastamos por estos lares, que se creen algo y sólo les conocen en su casa a la hora de comer.




¡Qué guitarreo! ¡Qué manera de tocar el bajo! YEAH, BABY, YEAH!!! Sí, ya sé que hay intento de salto pero lo obviaré... Por lo menos no sale por ahí disfrazado de héroe. ¡¡¡INDYYYYYYYYYYYYYYYYYYY!!!

Pues eso, que si queréis dirigiros a mí en lo que queda de mes tendréis que cantarme antes el estribillo.

TAGS:

À la Danilo, Porque yo lo valgo, Yo también estuve a punto de conquistar el Reino Unido, Bragas sucias, Sir Paul, Pregúntaselo a tu madre, Midi¿¡¿¿quéeeee??!?, Midiwhaaaattt??!?, George Lucas can lick my balls, Let's rock, I wanna dance with my baby, ¿Por qué no me funcionan los gifs?, ¡Qué desastre!, Me cago en tu p*ta madre.

Friday, June 22, 2007

Capítulo 4

Ya estamos en junio y llega el final de toda serie que se precie, hasta el de los culebrones. Sin más dilación presentamos el capítulo especial que pone fin a la primera temporada:

Previamente en…:

El capítulo 3 acabó en cómo me enfrentaría a ella durante aquel largo fin de semana y dejando de lado la primera toma de contacto y los acercamientos posteriores, partida de Pictionary incluida, el día grande fue, como preveía, el día de la fiesta. La iniciativa la tomó ella diciéndome que quería hablar conmigo. Yo, algo frío, representando un papel que no solo no me va bien sino que además me siento incómodo con él, respondí que podía decirme lo que quisiera cuando quisiera. Ese no era el lugar ni el momento, de manera que tocaba esperar. Pero la espera fue agradable. ¿Sería el cava que tenía en la mano?

Cuando se separó del grupo respiré hondo el valor para aproximarme a ella y comenzamos la conversación, el capítulo de comunicación que nos faltó cuando estuvimos juntos, el error injustificable que me comprometo a no volver a cometer. La charla comenzó distante y tratando de dejar claro lo que había ocurrido en los últimos meses. Fuimos dando saltos hacia atrás despacio, con miedo a torcernos el pie pero pisando casi todas las piedras. Yo tenía una ligera afonía la cual le daba a mi voz un aspecto más solemne por su tono rasposo y lento. Ayudó a serenarme. Le expliqué cuál había sido mi situación, de incertidumbre, de no aceptación de lo que había ocurrido no solo por no ver una causa real sino porque no me creía que esa vez sería realmente la definitiva. Y menos aún viendo un comportamiento, a mi modo de entender, tan ambiguo por su parte. Ella pensó que lo había dejado claro desde el principio, que un “no estoy enamorada de ti” y ya está es suficiente, que lo de después era su manera de ser, que no sabe comportarse de otra manera y que únicamente al ver que yo no me desapegaba de ella y mis mensajes, tan explícitos como poco elegantes, le hicieron sentirse atacada, agobiada, al borde del ataque de ansiedad. Tardó en hacer caso de los consejos que le decían que se apartara completamente de mí o aquello no acabaría nunca. El viaje en la montaña rusa debía acabar. Le pasé un brazo por su hombro para confortarla, quizá lo único que he hecho bien con ella.

¿Y por qué comenzó todo? Porque le apetecía. ¿Y por qué lo retomamos y lo dejamos tantas veces este invierno? Nadie lo sabe: ¿Por darle una oportunidad? ¿Por dejarse llevar? ¿Por probar? ¿Porque quizá sí había algo y se acabó tan pronto como vino?

Confesó que me había echado de menos. Como amigo de shiatsu, eso sí. Y esperaba volver a retomar esa relación. Porque si algo trató de dejarme claro, porque lo siente, y porque espera que me quede tranquilo, y porque espera que me recupere, y porque desea que la vea como amiga, y porque nos necesitamos, y porque estamos muy bien juntos, es que ella no sintió nada en ningún momento (“bueno, a lo mejor un poquito en algún momento”) y creía que a mí me pasaba lo mismo. Por eso se debería haber podido pasar página más rápidamente.

Yo confesé que al comienzo de esta relación no estaba enamorado. Era mi amiga, mi compañera de clase, una relación muy especial con una gran conexión, un entendimiento casi completo pero nunca antes la había visto como pareja o amante. Fue el horno del verano el que hizo que saliese un bonito amor el otoño pasado. Yo, el verano pasado, tenía otras cosas en la cabeza y no fui capaz de darle la prioridad que ella demandaba, que ella merecía. Y cuando no hay sentimientos el desapego se hace más fácil, de ahí que cuando nos vimos una semana después de dejarlo yo estaba como una rosa y ella con un cabreo de tres pares…

Después del verano volvimos a ser amigos como si nada hubiera pasado pero yo ya tenía una predisposición a verla con otros ojos. Había estado dando vueltas al hecho de por qué haberme negado a tener una relación después de lo que había pasado hace tanto tiempo con alguien con quien ella no tiene nada que ver. En cierto sentido me maldije por no haberme dejado llevar y ver adónde nos hubiese llevado aquello.

Pero ella ya tenía su juicio hecho. Algo que no me ha dicho claramente pero que parece que ha tenido un fuerte peso: las primeras impresiones. Y ella siempre ha tenido presente aquel día en el que vino a verme a mí y lo que realmente vio fueron unas letras enormes sobreimpresionadas en su vista en las que podía leer “VETE DE AQUÍ”. Nada más lejos de la realidad. Nunca le hubiese dicho eso, ni siquiera en aquellos momentos. Lo que tendría que haberle dicho es “no sé qué coño hacer contigo”, “estoy hecho un lío”, “te quiero, me gustaría que funcionase pero no sé qué esperas de mí”, “¿hasta dónde puedo llegar?”, “¿de verdad sientes algo serio por mí?”. No dije nada y aquella presa terminó cediendo por mi dique. Y, al final, fue en lo que hemos basado la relación: en dejarnos llevar y ella viendo a cada momento un “VETE DE AQUÍ”. Era eso lo que veía aquella aciaga noche postcine (te odio, Soderbergh). Nunca lo hablamos, nunca lo dijo y es lo que nos ha llevado a esta situación. Funcionamos mejor como amigos que como pareja. ¿Merece la pena darle otra oportunidad?

Interludio:

La conversación acabó y subimos a nuestras respectivas casas en el pueblo. Nos fuimos cogidos por la cintura, miramos las estrellas, sonreímos, me llamó idiota como sólo ella sabe hacerlo, me mojó en la fuente y me volvió a besar. Por unos minutos, yo volví a ser yo y me daba igual lo que ocurriese alrededor. Esa noche me estuve preguntando si aquello era un recomienzo o si fue sólo un “flashazo” que había ocurrido porque le apetecía. Tanto hablar y no se lo pregunté en el momento en que ocurrió.

A la mañana siguiente hicimos otro de nuestros grandes intercambios de shiatsu (cómo me gusta cuando nos entrelazamos al acabar nuestras sesiones, la pierna de uno encima de la del otro, un brazo, el contacto, mirarnos la cara) y la cosa se quedó ahí, y he de reconocer que yo estaba con mis dudas que quise aclarar unos días después al volver de mi viaje al sur. Sí, soy un idiota.

Presente y futuro:

De manera que, como todavía estoy enamorado y siento mariposas cuando la veo y cuando no tengo otra cosa que hacer pienso en ella, cuando quedamos el miércoles pasado para concluir la conversación que empezamos el sábado y dejar claro el significado de aquel último beso yo reconozco que tenía una vaga esperanza de que podríamos intentarlo de nuevo. Repito, sí, soy idiota. Pero hay cosas que no se pueden controlar y ésta es una de ellas.

Mi corazón estaba a mil por hora. Se lo dije, le puse la mano en mi pecho, aunque disfracé la causa. Era ella y el momento que se avecinaba lo que me estaba acelerando.

Una vez en el bar, con un poleo menta de por medio y después de los intercambios de noticias y saludos cordiales entre amigos comenzamos a hablar del tema que nos había reunido aquella mañana. Me costaba mirarla a los ojos con la mesa de por medio sin poderla tocar así que me puse a su lado, pasé un brazo por detrás de ella, cogí fuerzas y comencé a hablar. Éste es uno de esos miedos con los que me he tenido que enfrentar: ser yo el que tome la iniciativa y tratar de sacar lo que se esconde en el fondo del armario. Cuesta hacerlo pero es tremendamente liberador. Aun así algo me debí dejar dentro cuando necesito escribir esto para permitir que se airee del todo. Por lo menos ya no huele a rancio.

Una vez dejadas las cartas sobre la mesa desde el otro día la partida de hoy se trataba de hablar de dónde estamos y adónde nos dirigimos. Y con ella volviendo a dejar claro que no entendía cómo me había estancado en una situación que había finalizado le hice reconocer que gestos como el beso del pasado sábado son la clase de cosas que a mí no me permitían pasar página, que me hacían seguir pensando que aún había una chispa y que me hacían vivir con una inseguridad e incertidumbre que no me dejaban ser yo mismo y no hay nada peor que vivir continuamente en la duda y pensar lo que puede estar pensando la otra persona. Así pues, si no iba a haber nada más entre nosotros de tipo romántico, la pedí tiempo y espacio para poder dejar de verla con estos ojos y poder disfrutar algún día de su compañía como si nada hubiera pasado. No será así por completo pero al menos espero poder disfrutar de más momentos con ella de amistad y compañerismo. Ella lo entendió, pidió disculpas y esperará a ver cuándo llega ese momento.

Y llegó la escena de la despedida. Por ciertas características parecidas que sentí en esos instantes me hizo recordar a la película “Casablanca”. Nos abrazamos, un abrazo tierno, sentido, amable, reconfortante, mullido si se me permite el adjetivo; nos besamos, un beso cariñoso, dulce, fresco, rememorando tiempos mejores; nos miramos con ojos humedecidos, expectantes, impacientes pero sin urgencia, ansiosos, acogedores; y nos dijimos adiós. La guinda del pastel fue que, mientras me alejaba por la calle y ella bajaba las escaleras del metro, me di la vuelta y ella estaba mirándome. Qué sensación tan indescriptible. Lo único que puedo decir respecto a eso es que no puedo fallar a esa mujer. Ni puedo ni lo voy a hacer. Volveré, E.

Conclusiones:

Lo que ha ocurrido ya está escrito. Ahora falta saber qué pasará en temporadas venideras. Mi objetivo en estos momentos es dejar de verla de una manera imaginada, como las obsesiones de Chris Peterson, si no a cada momento sí cada día. Dejar de estar esperando una llamada suya, un mail o salir de clase por las noches encendiendo el móvil para ver si hay un mensaje de ella preguntándome qué tal ha sido la clase o si me vuelve a doler la maltrecha rodilla como solía hacer. “Cuídamela”, decía. Me quería de una pieza y mi “curvita” sigue siendo de ella, es para ella y lo hago por ella. Estos son los síntomas que debo ir eliminando si ya no hay nada entre nosotros. Curioso que hable como si aún lo hubiera pero no puedo dejar de pensar que la conexión existe. Lo que cuesta creer que la otra persona no siente lo que siente uno mismo hacia ella. Qué injusto es el amor. Son cosas que no se pueden explicar, ni en un sentido ni en el otro.

Ahora sé lo que siente ese secundario de las películas que está enamorado de la protagonista y a pesar de los “NO”, de las patadas, de los cuernos puestos delante de él sigue enamorado de ella y tú, como espectador, te dan ganas de gritarle: “¿Pero no ves que no sólo no te quiere sino que te la está dando en los morros? ¿Qué necesitas, que te dé de hostias en la cara, que te dé una patada en los huevos? Mírale, y que vuelve… ¡Ay, Diosss!”. Te entiendo, amigo.

Ella dejó fijado en su mente el “VETE DE AQUÍ” durante toda la relación y era donde se aferraba en los momentos en los que yo no cubría sus expectativas de atención, de reciprocidad, de empatía, de ser yo una parte de ella. Y eso es lo que le ha valido para salir tan pronto de esto. Yo, en cambio, olvidaba sus caras largas, sus silencios, sus miradas hacia otro lado y me quedaba con lo que me gustaba: su sonrisa, su caricia, su cariño, su imprevisibilidad, su saber hacer, sus maneras, su sabiduría y experiencia, sus ojos que no engañan y dicen más e incluso cosas distintas de las que pronuncian sus labios, su piel, sus piernas…

No la supe sorprender porque me sentía inseguro, no me creía la situación que vivía y daba por hecho que ella también me quería. Con sus dudas, sus bajones, sus idas y venidas, pero me quería. Todo ello justificado por ser ella la que dio el primer paso, nada más. Pero ella buscaba y merece algo más. Quién sabe, a lo mejor realmente debí mandarla flores o ponerme a cantar bajo su ventana. A lo mejor debo dejar de escribir esto y hacerlo. Será lo siguiente que debo trabajar en mi carácter para subir otro escalón en el camino del crecimiento personal.

Por complacerla, por ser complaciente, casi nunca tuve iniciativa. No sabía hasta dónde podía llegar o qué era lo que le podría molestar. Seguramente nada pero, visto lo visto, mi primera impresión, que fue la inseguridad y no saber qué hacer, fue lo que pesó en mí todo este tiempo. ¿Es suficiente el tiempo transcurrido para saber si algo no va a funcionar? Ella lo tiene bastante claro y así no avanzábamos. Lo que parece que hicimos fue poner parches en lugar de pararnos para comprobar de dónde venía el problema y tratar de solucionarlo. No hubo comunicación. Ahora sí la hay pero hemos vuelto atrás, a un punto anterior al de hace un año y por eso me pregunto: ¿qué pasará si algún día, por alguna razón, le vuelve a apetecer? ¿Y si me apetece a mí? ¿Nos dejaremos llevar o recurriremos a la comunicación? ¿Qué razones tendrán más peso: las del “no” o las del “sí”? Segundas partes nunca fueron buenas pero, ¿y sextas partes? ¿Y séptimas? Lo más normal es que ya hayamos escrito todas las partes que pudieron tener algo de éxito “en taquilla” pero tenía ganas de decir esto. Prometió no volver a leer mi blog pero espero que en un día como el de hoy y siendo el único vínculo que aún mantenemos lo eche una ojeada y me diga algo al respecto, si no con un mail o una llamada al menos lo comentemos la próxima vez que nos veamos la cual espero que sea más pronto que tarde.

Sus ojos. ¿Cuándo volverán a brillar como yo los he visto brillar? ¿Y quién será el culpable de ese brillo?

Qué razón tenía cuando dijo que nos harían falta muchos paseos. ¡Cómo los echo de menos! ¡Qué momento junto al templo de Debod! ¡Qué bonita noche! Los dos fundidos en un abrazo. ¡Cuánto amor! ¡Cuánta necesidad! Qué lástima que no aprovechemos un verano para hacer eso mismo, poder estar sentados en un banco mirando el cielo estrellado y el viento helado no nos obligue a refugiarnos bajo un techo. Poder disfrutar de un paseo por el monte y no importar que pase el tiempo tirados sobre la hierba. El tiempo que hemos perdido no es el que ha pasado es el que no disfrutaremos juntos. Cada minuto separado sabiendo que no está ahí es un minuto que no merece la pena, es un minuto sin sabor, es un minuto perdido. Y con ella el tiempo sabe a vainilla. La vainilla es distinta de antes a después de E.

Hoy en día digo y repito que muy buenas tienen que ser las dos de 20 para que consigan desbancarte, E.

Títulos de crédito:

Ya he dicho que para mí la música es un elemento fundamental en mi vida y me permite conectar y expresar de una manera bastante exacta y precisa con lo que estoy sintiendo. La he dedicado canciones que no sólo por su melodía sino que también por sus letras expresaban bastante mi estado de ánimo y aunque me pidió que no lo volviera a hacer ninguna historia acaba bien si no suena una música, una melodía. Y en este caso me he decantado por mi grupo favorito, que también le gusta a ella, con una bonita canción que habla sobre lo que el amor es capaz de hacer y un vídeo que recrea los recuerdos fotográficos que todos tenemos en la mente de aquellos momentos que merecen la pena. Disfrutadla, debajo pongo la letra a manera de esos títulos de crédito que deberían salir impresionados sobre el vídeo.



The shackles are undone
The bullet's quit the gun
The heat that's in the sun
Will keep us when it's done

The rule has been disproved
The stone, it has been moved
The grain is now a grove
All debts are removed

Oh, can't you see what love has done
Oh, can't you see what love has done
Oh, can't you see what love has done
What it's doing to me

Love makes strange enemies
Makes love where love may please
Soul in its striptease
Hate brought to its knees

The sky over our head
We can reach it from our bed
If you let me in your heart
And out of my head

Oh, can't you see what love has done
Oh, can't you see what love has done
Oh, can't you see what love has done
What it's doing to me

Please don't ever let me out of here
I've got no shame
Oh no, oh no

Oh, can't you see what love has done
Oh, can't you see
Oh, can't you see what love has done
What it's doing to me

Oh, can't you see what love has done
I know I hurt you and I made you cry
Oh, can't you see what love has done
Did everything but murder you and I
Oh, can't you see what love has done
But love left a window in the skies
Oh, what it’s doing to me
And to love I raphsodize

Oh, can't you see what love has done
To every broken heart
Oh, can't you see what love has done
For every heart that cries
Oh, can't you see what love has done
Love left a window in the skies
Oh, what it’s doing to me
And to love I raphsodize

Oh, can't you see

¿FIN?

Así terminan los hechos de esta tragicomedia. Espero no dar más vueltas sobre este asunto porque como dice otra canción: “te lo haces a ti mismo, te lo haces, y es lo que realmente duele que te lo haces a ti mismo, sólo tú, tú y nadie más”. Aun así, “todavía dejaré la puerta de mi habitación abierta por si acaso se te ocurre regresar. Más raro fue aquel verano que no paró de nevar”.

Feliz aniversario, E. Todo este tiempo sólo he querido dejar claro que mis sentimientos eran sinceros, no trataba de molestarte ni de que te sintieses incómoda. Eres algo más que un punto en la mesa de mi vida. Eres una canción larga en mi disco de vinilo. Sí, soy un idiota y no, no soy un borde. Te quiero mucho y espero verte pronto. Besos.

F-F

Tuesday, June 19, 2007

Despertares

“Suspiro. No tengo ganas de levantarme. Estoy muy a gusto tumbado en la cama. No sé cuándo lo ha hecho pero ha debido subir la persiana porque el sol matutino acaricia mi cara. Noto un poco de oscura claridad a través de mis párpados. No quiero abrirlos, no quiero despertar. Ella está a mi lado. Noto la suavidad de una de sus manos acariciar mi brazo desnudo. Su otra mano tiene cogida mi mano. Ese contacto es muy agradable, me da seguridad, me da confianza en las cosas que ocurren a mi alrededor, no necesito abrir los ojos, no quiero abrir los ojos. Estoy feliz. Suspiro. Una extraña sensación recorre mi cuerpo. Podría estar así hasta el fin de los días. No tengo hambre, no tengo necesidades, estamos solos tú y yo. Tú, yo y el sol. Ese agradable sol que se cuela por la ventana activando mi organismo, que me hace notar que la sangre fluye por mis venas, que llega a todos los poros de mi piel enrojeciéndola levemente, calentándola tibiamente. Quiero que el tiempo se pare. No quiero despertar. Suspiro. Noto tus susurros en mi oído. ¿Qué dices? Sí, yo también te quiero. Lo sé. Yo tampoco te abandonaré. Me quedaré aquí tumbado para siempre. No quiero que el día de hoy se acabe. Me gusta cómo acarician tus labios mi oreja, cómo acarician tus palabras mi oído. No pares de hablar. Sigue diciéndome cosas bonitas. Me gusta cuando me besas. Despacio, dulcemente. Me gusta el frescor de tu boca. Suspiro. No quiero abrir los ojos. Vuélvelo a hacer. Llaman a la puerta. No, no abras, quédate conmigo. ¿Quién podrá ser? Separas tus labios de los míos. Tu separación permite al sol volver a posarse en mi rostro. Acaricias mi cara y te levantas. Despegas tu mano de la mía. Vuelve pronto, no me dejes así. Ya te echo de menos. Date prisa. Suspiro. Oigo abrirse la puerta. No voy a levantarme. No quiero abrir los ojos. Un extraño conocido pasa dentro de la habitación. Quiero que se vaya. No voy a abrir los ojos. No voy a decir nada. Suspiro.”

- Buenos días. ¿Cómo va todo?

- Buenos días, doctor. Hoy me ha parecido que me cogía la mano con fuerza y que respondía a mis caricias y palabras. ¿Volverá a despertarse?

- Eso nadie lo sabe, querida. Nadie lo sabe.

F-F

Wednesday, June 06, 2007

Capítulo 3

Llevo varios días queriendo escribir este post y el tiempo se agota porque lo quería subir antes de irme mañana, día en que comienza un largo fin de semana en el que me enfrento, posiblemente por última vez, con mis miedos y fantasmas. Y quería dejar constancia antes de que pasara el toro y sus cuernos ya no supusieran un peligro.

Cada día que ha pasado desde que lo quería escribir tenía un sentimiento distinto y ganas de escribir cosas diferentes. Eso demuestra el mar de dudas que soy y la inseguridad a la que me estoy enfrentando, que es realmente el toro que debo lidiar puesto que mis miedos y fantasmas viven conmigo, no están en la calle.

He mantenido conversaciones harto interesantes con gente con la que merece la pena estar y cada uno me ha aportado su granito de arena para poder encarar el momento del reencuentro. Cada uno, desde su punto de vista, me ha sabido dar una pequeña clave capaz de hacerme ver las cosas más amplias y no tan “obcecadas” como ocurre cuando es uno el que las analiza por muy alta que sea su atalaya.

Todo este ensimismamiento tiene su “cuello de botella” en el reencuentro. En cómo será y, lo más importante, en cómo reaccionaré. Y mis dudas aparecen ante las tres últimas palabras con las que la recuerdo: Ya está bien. Palabras que resuenan constantemente en mi cabeza en las ocasiones donde su recuerdo me asalta.

Ya está bien.

Esas palabras supusieron la reacción que estaba esperando de ella. En uno u otro sentido pero algo concreto, sin ambigüedades, algo a lo que sujetarse. Me hubiese gustado otra reacción pero fue la que obtuve: Ya está bien. Esta reacción debía estar acompañada de acciones coherentes por su parte que no aprecié al verla aparecer una semana después en la hora de las cañas. Pero yo ya había cambiado mi actitud hacia ella, con un distanciamiento hasta entonces desconocido en mí. Debió captar el mensaje cuando ya no he vuelto a verla más: Ya está bien.

Porque si lo había pasado mal los dos meses anteriores era por no saber a lo que atenerme. No saber si era “so” o “arre”. Si era algo pasajero o algo que se instalaba definitivamente. Necesitaba algo concreto: Ya está bien. Y la estuve provocando constantemente. No me gusta serlo pero cuando me pongo en plan “mosca cojonera” tengo pocos rivales. Y utilicé todas mis cartas al alcance, incluido este blog. Y tardó en haber respuesta teniendo en cuenta que hasta esa última vez, sus altibajos habían sido prácticamente semanales, por no decir diarios. Y ese fue mi regalo de cumpleaños: Ya está bien. ¿No quieres caldo? Pues toma tres tazas: Ya está bien. Y como yo tenía de sobra con mi ración la empecé a repartir: Ya está bien. Para todos, incluida tú, E. Posiblemente algo difícil de digerir si no es lo que deseas, aunque posiblemente sea lo que estabas esperando desde hacía tiempo, quién sabe si todo este tiempo.

Estos antecedentes son para justificar la resaca de situaciones que se han agolpado en mi cabeza en estos últimos tiempos concernientes al reencuentro. En primer lugar, mi reacción sería la del alejamiento, la distancia, la indiferencia. Saludas a todo el mundo y cuando llegas a ella haces un “salto” de ignorancia y sigues adelante. En segundo lugar, sería el saludo frío, esa media sonrisa de “cordialidad” pero que por dentro está diciendo “anda y que te den” (get bent, en inglés, que me encanta). O si es ella la que se aproxima poner la mano en señal de “STOP” y “apártate que me tiznas”.

Pero si algo me han dicho todos mis fabulosos interlocutores con los que he hablado de la situación es que sea yo mismo. Eso es lo principal. Si eres vinagre, pica, pero si eres un vino joven no puedes agriarte, tienes que ser fresco, vivaz, de paladar alegre. Que te dé igual el ambiente, sé tú mismo. No puedes estar cuatro días amargado porque se te harán muy largos y así, el único que sufrirá serás tú: Ya está bien.

Y es el sufrimiento lo que me aleja de ti, no te confundas. No es enfado, no es ira y ni tan siquiera la indiferencia de no querer saber nada de ti, E. Es la recuperación de mi yo lo que está en juego, es el dejar de ser otro que no soy, es el dejar de dar vueltas a la cabeza, dejar de pensar en ti y empezar a pensar en mí, en mi yo, en mis circunstancias y no estar preocupado por el “qué pasará”. El único recuerdo negativo que me quedo de ti es el de sentirme engañado, el no haber sido sincera, primero contigo y luego conmigo, el haberme hecho pensar lo que no era. Nunca con palabras pero sí con hechos que son los que pesan. Demostraste tener una gran confianza en mí al contarme cosas que no habías contado a nadie, al expresarme emociones que tenías encerradas en ti durante mucho tiempo, al hacerme sentir único en tu mundo, especial. Yo era el inseguro pero posiblemente tú eras la del miedo, miedo a lo que te podría hacer siendo “copropietario” de tus intimidades, acostumbrada a la patada en el trasero al no encontrar un albacea claro, seguro y confiable de tus secretos. Sí, tu miedo te llevó a la inseguridad y de ahí ahora estamos los dos en el “lado oscuro”: Ya está bien.

Tú perdiste un amigo y yo un amor. Pero el amigo lo perdiste hace casi un año, no ayer, ni hace tres semanas ni dos meses. Fíjate cómo estabas hace un año y mírate ahora. Mi situación, desde luego, ha cambiado. Una de las sensaciones que me ha asaltado estos días del “pre-post” es la de que todo sigue igual en tu mundo. Vives en tu mundo. Dejas entrar a quien tú quieras y en un momento determinado, cuando no te hace falta o no te sientes a gusto, lo echas de él y éste sigue dando vueltas como si nada hubiera pasado: Ya está bien. Sí ha pasado. Yo he sido habitante de tu mundo y me has desterrado; y las condiciones para volver a él no me satisfacen. No porque haya dejado de gustarme o porque haya cambiado en algo, qué va. Tu mundo sigue igual de esplendoroso. Es que no me gusta tener sensaciones equivocadas, pensar que lo que veo es un oasis cuando es en realidad un espejismo. Tal vez te guste jugar a la zanahoria en la caña y, aun cuando no llegas nunca a ella, vivir con esa ilusión. Pero hay más mundos fuera del tuyo y esas reglas no se aplican: Ya está bien. Yo también tengo sentimientos, ¿sabes? Yo realmente sentía algo por ti, ¿sabes? Yo hubiese hecho cualquier cosa por ti, ¿sabes? Ya está bien

Así pues, estos últimos cuatro días trataré de ser el mejor vino posible. Es inevitable que vuelva a sentir las puñeteras mariposas en el estómago pero espero que la naftalina que he estado tragando estas últimas semanas termine de hacer efecto pronto. A partir del domingo, seguro. La distancia no es el olvido pero ojos que no ven…

Estoy deseoso de vivir lo que nos depara el destino. Espero ansioso sus nuevas sorpresas. El sufrimiento forma parte de la vida y ya lo he “disfrutado” bastante. Estoy preparado. No tengo nada que esconder ni de lo que avergonzarme. Hay más emociones a la vuelta de la esquina y no me importa compartirlas. Y todo esto te lo debo a ti. ¿Cómo voy a odiarte o a tenerte rencor?

Gracias por todo, E. Pero después del domingo, no me llames en una larga temporada.

F-F

Friday, June 01, 2007

El Club de los Corazones Solitarios


Yo no soy un crítico musical ni tampoco sé mucho de música. Pero la Música es algo que necesito, que me gusta y en función a esos gustos hay música que me toca la fibra y me hace sentir, da igual que sea haciéndome brincar, gritar, canturrear, quedarme tumbado pensando o, incluso, dormir. Y, en ese caso, me da igual lo que opinen los demás y que piensen que sea rancia la música y rancio yo por escucharla. Las modas no van conmigo.

Hoy los “Beatlemaníacos” estamos celebrando el 40º Aniversario (se lee cuadragésimo, no cuarenta, por dios. ¡Con lo bonitos que son los ordinales en español!) de la publicación del álbum “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”. Cuarenta años, que se dice pronto. Para mí, es un disco que sigue siendo tremendamente actual, como ocurre con todos los clásicos, que nunca pasan de moda, y casi la totalidad de lo que se ha hecho después bebe de sus fuentes puesto que se considera el primer disco pop de la Historia. Yo, como no soy crítico, no me voy a meter ahí. Lo que sí voy a decir es que sus canciones me parecen una maravilla y no sólo por la melodía, los instrumentos, las voces, las uniones de unas canciones con otras y los “in crescendos” y pausas que tiene el disco sino también por lo que dicen. Y es que, “Los Beatles” no son sólo melodías y avances en las composiciones sino también lo que cuentan.



Este disco comienza con unos rumores de público esperando que la banda comience el concierto y los acordes desordenados de los miembros de la banda afinando sus instrumentos. Todo este murmullo se rompe, no con los golpecitos de la batuta del director de la banda sobre el atril sino con el bajo de Paul que por lo visto fue quien tuvo la idea de dar esta nueva imagen al grupo, tanto en lo visual como en lo musical. Y cómo me gusta ese bajo seguido de la batería de Ringo y el guitarreo de George que se te mete por los oídos y tus manos no pueden dejar de imitarlo a lo “Guitar Hero”. Tampoco hay que perderse la guitarra rítmica de John. Fantásticos (“Los Fab Four” les llamaban). Esta canción unida a “With a little help from my friends” (yo lo que conocía era la versión de Joe Cocker que salía en la cabecera de “Aquellos maravillosos años”) y “Lucy in the sky with diamonds” (la del mito del LSD, que por lo visto no fue así aunque los amiguitos le daban a todo tipo de tralla) a modo de unión como única canción suponen, en mi pequeño abanico de conocimiento del mundo de la canción, uno de los mejores inicios de disco que se puedan escuchar.

En este disco “Los Beatles” nos dicen muchas cosas:

- Que lo voy a intentar con la ayuda de mis amigos,
- Que tengo que admitir que las cosas van mejor (no podían ir a peor),
- Que estoy arreglando el agujero por donde entra la lluvia y evita que mi mente divague,
- Que ella se va de casa después de haber vivido sola muchos años,
- Que la vida fluye dentro de ti y sin ti,
- Preguntan si me seguirás necesitando y me seguirás alimentando cuando tenga 64,
- nos hablan de Rita,
- nos dan los buenos días,
- y nos cuentan un día en la vida.

Dicho así no parece muy profundo pero para eso hay que escuchar el disco y no quedarse solamente en los títulos de las canciones. Merecerá la pena.

Mi afición por “Los 4 de Liverpool” no es de toda la vida, ni mucho menos. Es desde hace escasamente dos años cuando en mi curiosidad por escuchar grupos que la gente dice que marcaron época o fueron mitos o que tienen cosas interesantes o que recordaba alguna canción concreta que me gustaba me provocaba el investigar más y ver si tenían cosas que merecían la pena, al menos para mí. En este caso, conocía a “Los Beatles” porque todo el mundo conoce a “Los Beatles”. ¿Quién no ha oído hablar de ellos alguna vez? Y también me sonaban las típicas canciones tipo “Help”, “Twist and shout” y el “She loves you” (YEAH! YEAH YEAH!). Pero la que recordaba porque había visto el vídeo no hacía mucho y me animó a escuchar la discografía fue “Hello Goodbye”. Me pareció muy pegadiza, me gustó y las ropitas que llevaban los chavales me parecieron muy setenteras y resulta que el vídeo y la canción son también del año 67, cosa que me sorprendió cuando empecé a escarbar. Eran unos adelantados a su tiempo.

Una vez conseguida la discografía empecé a escuchar las canciones cuyos títulos me sonaban. Todo perfecto. Que te gusta, pues póntela otra vez. Pero había que descubrir cosas nuevas para ver si había cosas ricas. Y los primeros discos son muy rockers y aunque sonasen bien no es la clase de música que me ponía cachondo. No obstante, te puedes encontrar con cositas tales como:

“The world is treating me bad... Misery!

I'm the kind of guy
Who never used to cry
The world is treating me bad... Misery!

I've lost her now for sure
I won't see her no more
It's gonna be a drag... Misery!

I'll remember all the little things we've done
Can't she see she'll always be the only one, only one

Send her back to me
Cos everyone can see
Without her I will be in misery”

“As I write this letter
Send my love to you
Remember that I'll always
Be in love with you

Treasure these few words till we're together
Keep all my love forever
P.S. I love you
You, you, you

I'll be coming home again to you, love
And till the day I do, love
P.S. I love you
You, you, you

"A taste of honey
Tasting much sweeter than wine

I dream of your first kiss
And then I feel upon my lips again

A taste of honey
Tasting much sweeter than wine

I will return, yes I will return
I'll come back for the honey and you

Yours was the kiss that awoke my heart
There lingers still, though we're far apart”

“Since she's been gone
I want no one
To talk to me
It's not the same
But I'm to blame
It's plain to see

So go away and leave me alone
Don't bother me

I can't believe
That she would leave
Me on my own
It's just not right
Where every night
I'm all alone

I've got no time for you right now
Don't bother me

I know I'll never be the same
If I don't get her back again
Because I know she'll always be
The only girl for me

But till she's here
Please don't come near
Just stay away
I'll let you know
When she's come home
Until that the day

Don't come around leave me alone
Don't bother me

I've got no time for you right now
Don't bother me”

“I don't like you
But I love you
Seems that I'm always
Thinking of you
Oh, oh, oh
You treat me badly
I love you madly
You've really got a hold on me
You've really got a hold on me, baby

I don't want you
But I need you
Don't want to kiss you
But I need you
Oh, oh, oh
You do me wrong now
My love is strong now
You've really got a hold on me
You've really got a hold on me, baby

I love you and all I want you to do
Is just hold me, hold me, hold me, hold me
Tied up
Tied up

I want to leave you
Don't want to stay here
Don't want to spend
Another day here
Oh, oh, oh, I want to split now
I just can quit now
You've really got a hold on me
You've really got a hold on me, baby

I love you and all I want you to do
Is just hold me, hold me, hold me, hold me

You've really got a hold on me”

“You know you made me cry
I see no use in wondering why
I cry for you

And now you've changed your mind
I see no reason to change mine
My cry it's through, oh

You're giving me the same old line
I'm wondering why
You hurt me then
You're back again
No, no, no, not a second time

You know you made me cry
I see no use in wondering why
I cry for you, yeah”

No está mal para unos chavales de veintipocos años.

Otra cosa que llama la atención es que sacaban dos discos por año, así, sin despeinarse, y eso que estaban de rondo todos los días. Y por lo visto no era muy normal en aquellos años que los propios miembros de un grupo compusiesen sus canciones. Normalmente se cantaba “de encargo”. Pero bueno, llegamos al “ A Hard Day’s Night” que está muy bien pero sigue oliendo a rocker aunque hay una canción que me encanta, “Things we said today”:

“You say you will love me
If I have to go
You'll be thinking of me
Somehow I will know
Someday when I'm lonely
Wishing you weren't so far away
Then I will remember
Things we said today

You say you'll be mine, girl
Till the end of time
These days such a kind girl
Seems so hard to find
Someday when we're dreaming
Deep in love, not a lot to say
Then we will remember
Things we said today

Me, I'm just the lucky kind
Love to hear you say that love is luck
And though we may be blind
Love is here to stay and that's enough”

En el mismo año el “Beatles for sale” con cositas como el “No Reply”:

“This happened once before
When I came to your door
No reply
They said it wasn't you
But I saw you peep through your window

I saw the lie, I saw the lie
I know that you saw me
As I looked up to see your face

I tried to telephone
They said you were not home
That's a lie
Cos I know where you've been
I saw you walk in your door

I nearly died, I nearly died
Cos you walked hand in hand
With another man in my place

If I were you I'd realise that I
Love you more than any other guy
And I'll forgive the lies that I
Heard before when you gave me no reply”

O el “I’m a loser”:

“I'm a loser
I'm a loser
And I'm not what I appear to be

Of all the love I have won or have lost
There is one love I should never have crossed
She was a girl in a million, my friend
I should have known she would win in the end

I'm a loser
And I lost someone who's near to me
I'm a loser
And I'm not what I appear to be

Although I laugh and I act like a clown
Beneath this mask I am wearing a frown
My tears are falling like rain from the sky
Is it for her or myself that I cry

I'm a loser
And I lost someone who's near to me
I'm a loser
And I'm not what I appear to be

What have I done to deserve such a fate
I realize I have left it too late
And so it's true, pride comes before a fall
I'm telling you so that you won't lose all

I'm a loser”

Pero el que de verdad me hizo dar un bote en mi asiento fue el “Rubber Soul” del año 65. Ya empieza a haber un cambio en el estilo y aquello no sonaba a “Beatles” ni a rockers. Es un pedazo de disco y no tiene desperdicio. La guinda es “In my life”:

“There are places I remember
All my life though some have changed
Some forever not for better
Some have gone and some remain
All these places have their moments
With lovers and friends I still can recall
Some are dead and some are living
In my life I've loved them all

But of all these friends and lovers
There is no one compares with you
And these memories lose their meaning
When I think of love as something new
Though I know I'll never lose affection
For people and things that went before
I know I'll often stop and think about them
In my life I love you more”

Y ya a partir de aquí sí que me dejaron impactado y no me canso, ni sé si me cansaré, de escucharles. Y siempre se encuentra un sonido nuevo por alguna canción porque el trabajo de producción, al dejar de hacer giras y meterse en el estudio, supuso otra revolución: trabajo con distintas pistas, meter sonidos, trabajo con orquesta,… Viva George Martin, el quinto Beatle. Él es bastante culpable de que el VERDADERO sonido Beatle sea como es, como todo el mundo lo recuerda y como yo lo tengo en mi cabeza. Sin él, “Los Beatles” sonarían distintos. Para eso se puede recurrir a los “Anthology” y escuchar tomas de canciones sin arreglos y luego después de pasar por las manos de Mr. Martin.

Es muy difícil decir cuál es el mejor disco de “Los Beatles”. No hay canción mala (salvo, quizá, el engendro yokooniano titulado “Revolution Nº 9” del “White Album”) y cada disco tiene su momento especial. “Revolver” es otra revolución (no perderse "For no one", "Eleanor Rigby", "Here, there and everywhere", She said she said", "I'm only sleeping") y George Harrison empezó a soltarse la melena de verdad ("Taxman"), del Pepper ya he hablado, hay gente que se mete con el “Magical Mistery Tour” porque fue la banda sonora de un telefilm que es infumable pero tiene joyazas como “I am the walrus”, “Penny Lane”, Strawberry Fields Forever”, “All you need is love” o “Hello Goodbye”. Total nada la pomada. El simplemente “The Beatles”, después conocido como “The White Album” es el más largo por la cantidad de canciones que tiene (fue doble LP) y salvo el engendro del que he hablado cada canción es mejor que la anterior (no perderse el comienzo con el avión despegando para el rock del “Back in the USSR”). Salvando la banda sonora del submarino amarillo, después apareció “Abbey Road” con sus canciones popurrí del tipo una canción que parecen cuatro y cuatro canciones distintas que se unen sin solución de continuidad para dar un conjunto exquisito. Es un disco que me pone mucho y fue el último grabado en estudio por los Cuatro de Liverpool. El último publicado fue el “Let it be” con el que ganaron el Óscar porque también fue BSO de la película homónima. Gran disco, una especie de regreso a los orígenes y sin George Martin detrás del cristal.

Emocionado, me despido y acabo mi tesina sobre uno de los grupos más brillantes, que más influencia han tenido y que más pasiones han desatado en la Historia de la Música. Con ellos comenzó el fenómeno “FANS”, la fama y las giras a nivel mundial (“somos más famosos que Jesucristo” dijo Lennon y tenía más razón que un santo), lo audiovisual unido a la música y la Industria con mayúscula porque aquellos chavales movían pasta. Y no se les acabó la creatividad porque separados hicieron lo mismo multiplicado por cuatro. Y las carreras en solitario no son para perderlas de vista. Merece la pena seguirlas también.


Ese ha sido mi consejo de hoy.

F-F